1 comentarios

Amigo de verdad

Huellas en la arena Mientras vamos caminando por nuestra vida llegamos a tener contacto con muchísimas personas, existen desde aquellas a las cuales nosotros catalogamos como importantes (padres, hermanos, amigos cercanos, etc), pasando por las necesarias (maestros, compañeros de escuela y de trabajo, vecinos, etc) hasta aquellas que simplemente por alguna razón llegan a estar ahí algún día pero se desvanecen fácilmente conforme pasa el tiempo.

Solemos mantener dentro de nuestro círculo íntimo a aquellas personas que consideramos (ya sea consciente o inconscientemente) que aportan algo hacia nosotros, aquellas a las cuales podemos contarles prácticamente cualquier cosa sin siquiera titubear ya que sabemos que antes que emitir un juicio sobre nuestros actos sabrán comprendernos y ponerse en nuestros zapatos. Quién no ha tenido un amigo con el cual se ha desvelado contándole sus sueños, planes, fantasías e incluso sus más íntimos secretos hasta llegar al punto en que el hecho de compartirle nuestras vivencias o aquello nuevo que nos ha pasado se ha convertido en más que un gusto, una necesidad.

Recuerdo que cuando estaba la escuela secundaria tomaba prestado el carro de mi mamá y pasaba a la casa de un primo para que juntos nos fuéramos a una orilla del pueblo a platicar largo rato, parábamos el carro en una cancha de basquetbol solitaria, nos subíamos a recostarnos al toldo del carro mirando fijamente las estrellas. Yo comenzaba a contarle mis planes y él me hacía saber los suyos, soñábamos juntos en un futuro más que extraordinario, decíamos con una seguridad increíble cómo cada una de las cosas que deseábamos se iría haciendo realidad conforme el tiempo pasara. Cada vez que lo recuerdo se dibuja una sonrisa en mi rostro.

Ahora, años más tarde, aquella persona que yo consideraba importante lo sigue siendo solo que las circunstancias han cambiado, ya no vivo en el mismo lugar y, aunque él sí, nuestras vidas han ido tomando poco a poco un rumbo distinto. Así como sucedió con él, me he ido dando cuenta de que mis amigos de aquel entonces igualmente han tomado un rumbo distinto al mío, cada vez tenemos menos cosas en común y nuestra plática se resume a simples preguntas como: '¿cómo te ha ido?', '¿qué tal el trabajo?', '¿sigues viviendo en el mismo lugar?', etc.

Me pregunto cómo es que ellos me recuerdan o si es que acaso haya algún recuerdo lo suficientemente grato como para dibujar una sonrisa en sus rostros, me pregunto si mi manera de vivir en algún momento les impactó del tal forma que llegaran a cambiar su perspectiva hacia la vida misma. Eso, desde mi punto de vista, es lo que hace un amigo de verdad.

Jesucristo mismo nos dice en su palabra que Él es nuestro amigo...

Juan 15:15

Ya no les llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero les he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, se las he dado a conocer.

¿Te das cuenta de lo que significan esas palabras? Jesucristo mismo te dice: "ya no te quiero decir siervo, esa palabra no te queda, no alcanza a decir lo que quiero decirte, ahora eres mi amigo, puedes contarme tus secretos, tus deseos, tus sueños, todo lo que quieras aquí estoy, solo basta que abras tu corazón y podrás encontrarme. No te juzgaré, no te reprocharé nada, en mí encontrarás apoyo, recuérdalo, ¿para qué somos los amigos?". Pero no solo dice eso, de igual manera te dice: "así como tú puedes contarme todo lo tuyo yo quiero contarte todo lo mío, quiero que sepas los planes del Padre para tu vida, si tú supieras las sorpresas que tiene preparadas para ti no estarías con esa mala cara y renegando como lo haces ahora, ándale, has un tiempo y platica conmigo, tengo tantas cosas que contarte".

Jesucristo quiere dejar en tu vida una huella imborrable, no como aquellas huellas en la arena que en cuanto llegan las olas van desapareciendo, quiere entrar a tu corazón de tal manera que cuando lo conozcas no vuelvas a ser el mismo. Quiere ser una persona importante para ti, no necesaria, sino importante, que lo busques por que quieres platicar con Él, no por que tu tradición te indique que tienes que repetir ciertas palabras en un orden antes de dormir o justo después de levantarte, quiere escuchar tu voz diciéndole cómo te sientes, qué tal te ha ido, qué hay de nuevo en tu vida, qué problemas tienes, qué necesitas.

Probablemente lo primero que puedes pensar al leer esto es que si creo que hablo con Jesús he perdido la razón, lo que yo puedo responderte a eso es que locura es que Él siempre haya estado ahí y yo no me haya dado cuenta antes de que podría platicar con Él. Lo segundo que puedes pensar es que no sabes cómo hablarle, lo que yo puedo responderte es que en el mismo pasaje de la biblia viene la respuesta: háblale como le hablarías a un amigo, a uno de verdad.

Ponte a pensar cuánto tiempo has invertido en hablar con personas que no aportan algo significativo a tu vida, o peor aún, aportan algo negativo. Cuánto tiempo del día utilizas para saber qué es lo que hace o ha dejado de hacer el vecino, cuánto inviertes en el Facebook simplemente para ver que uno o varios de tus amigos han batido su récord en ingerir bebidas alcohólicas.

Invierte un poco de ese tiempo en establecer una relación real con Jesús, deja que tus propias palabras lleguen a sus oídos y verás como sus huellas no son borradas por las olas, no se van con el paso del tiempo, pero toma en cuenta una cosa muy importante:

Jesucristo es un caballero, solo entra en tu vida si lo invitas a pasar.


0 comentarios

Nadando contra la corriente


Hace algunos días estaba navegando por la web cuando de pronto fui a parar a un blog llamado 'Muriendo por vivir' en el cual una adolescente externa su incapacidad de aceptarse a sí misma por que considera que su peso no es como el que tiene una chica 'atractiva' o 'socialmente aceptada', al tiempo que demuestra su inconformidad igual indica cómo está tratando de solucionar lo que ella considera su mayor problema, y lo hace, como muchas de las jóvenes de hoy en día, por el camino incorrecto: el vómito auto-provocado .

Ciertamente la sociedad actual está basada en apariencias, el cómo te ves determina demasiadas cosas, sin embargo, la biblia nos enseña que no siempre se debe nadar en el sentido de la corriente, de lo común, de lo 'socialmente aceptable'. Los cambios sustanciales que ha sufrido la humanidad han sido hechos por personas que han nadado contra la corriente, que no han tomado como ley lo que todos los demás predican o profesan, que se han detenido a escuchar a Dios, ya sea que Él decida hablar con voz audible o directamente al corazón.

Yo le pregunto a todos aquellos jóvenes y no tan jóvenes ¿vale la pena morir a lo auténtico para vivir a lo ordinario? ¿vale la pena sacrificarte a ti para darle gusto a los demás? ¿vale la pena arriesgar tu vida, repito, TU VIDA por sentirte algo que no eres?

Vivir para los demás es morir a ti, y si mueres tú, ¿para qué vivir? Dios te creó como un ser único, Dios no creó un molde para que todos fueramos hechos y vistos iguales, nos dio algo que no tiene precio, nos dio la dicha de ser auténticos, únicos, especiales.

La biblia nos lo muestra sin lugar a dudas en el primer libro de Samuel, capítulo 16...
1 Samuel 16:7
...No mires a su apariencia, ni a lo alto de su estatura, porque lo he desechado; porque Dios no ve como el hombre ve, pues el hombre mira la apariencia exterior, pero el Señor mira el corazón.

Si lo analizamos un momento nos daremos cuenta de que la apariencia tarde o temprano morirá, los años deben pasar y eso es algo que por más vómito que se pueda provocar simplemente no se podrá cambiar. Cuando esto suceda solo quedará la esencia de cada uno de nosotros, lo que realmente somos. 

Eclesiastés 3:11
Él, en el momento preciso, todo lo hizo hermoso...

¿Te sientes rechazado? Jesucristo mismo fue rechazado, a lo suyo vino pero los suyos no le recibieron (Juan 1:11), incluso en varias ocasiones quisieron apedrearlo (Juan 8:59), sin embargo, eso no fue razón suficiente para alejarlo de la cruz y dar todo cuanto tenía por amor a ti.

¿Quieres adelgazar a como de lugar para que te acepten? ¿rechazas tu cuerpo de tal manera que no eres capaz ni siquiera de verte al espejo? Buscas entonces una aceptación superficial, tan superficial como algunos kilogramos de más, acéptate a ti como eres y en ese momento empezarás a ser aceptado por los demás, no puedes pedir que te den algo que ni siquiera tu te das a ti mismo.

Busca el rostro de Jesús, aquel que te acepta por lo que eres y te ama sin condiciones de peso o estatura, es hora de abrir los ojos a un mundo divino que está esperando a la vuelta de la esquina, al alcance de una oración.

Juan 1:12
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.

Bendiciones.


1 comentarios

De oidas te había oído, más ahora mis ojos te ven...

Once palabras para describir un cambio radical en la forma de ver las cosas, once palabras que significan la transformación de una fe mental en una convicción de vida.

Desde pequeño he sabido que Dios existe, soy un ser creado por Él así que mi naturaleza siempre me indicó que se encontraba en algún lugar, escondido tal vez.

Pasaron los años y como la mayoría empecé a olvidarme un poco de Dios, sabía que existía, pero algo me decía que mis problemas no eran lo suficientemente importantes como para ser escuchados por aquel Dios que no estaba tan lejos, pero tampoco tan cerca. Comencé a ver a Dios como un concepto que manejamos mayormente en situaciones difíciles, un concepto de algo grande, pero al fin de cuentas un concepto.

Ahora heme aquí, algunos años más tarte, totalmente y completamente convencido de que Jesucristo es lo más importante en mi vida, ¿qué pasó en el intermedio? ¿qué sucedió en esa historia no contada entre el tercer y cuarto párrafo?

Pasaron muchas y pocas cosas a la vez, se puede decir que ese cambio radical está al alcance de una oración hecha con el corazón, pero en resumidas cuentas puedo elegir una sola palabra sin temor a equivocarme: misericordia.

Entiendo que es difícil comprender el significado de estas palabras que a simple vista nos parecen religiosas, que a primera oida pareciera que forman parte de la misma cantaleta sin sentido que escuchamos diariamente, entiendo que es difícil (algunos de ustedes opinarían en este momento que es imposible), y lo entiendo por que ese es un camino que yo ya recorrí alguna vez, por ello trataré de que aquella historia no contada pueda contarse en cada artículo que sea publicado en este espacio, en cada reflexión, en cada palabra y cada letra de tal manera que tú, al igual que lo hago yo en este día, puedas en algún momento expresar sin dudas en tu corazón:

De oidas te había oído, más ahora mis ojos te ven.